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El caso Hidalgo: ¿culpables o no?


*Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de Cofradía Criminológica o sus integrantes.

Sin duda alguna la explosión en el municipio Tlahuelilpan, Hidalgo es un hecho que penosamente demuestra lo peligroso puede llegar a ser el manejo de hidrocarburos. Una toma clandestina de gasolina se convirtió en el punto de reunión de muchas personas, que posteriormente fue el lugar del suceso. En los vídeos que circulan en noticieros nacionales y redes sociales se pudo apreciar la magnitud del desastre, heridos que caminaban con quemaduras, gente que corría con el cuerpo en llamas y los gritos de desesperación de las personas que buscaban a sus familiares.

Horas antes del siniestro, se podía apreciar también en vídeos compartidos la alegría de muchas personas cargando cubetas, botes, entre otras tantas cosas para poder obtener el líquido, iban y regresaban cargando el hidrocarburo. En el ducto, se encontraba una considerable cantidad de personas, niños, niñas, mujeres, hombres, en el lugar había una fiesta que era acompañada de fotos y risas. Probablemente nunca imaginaron lo previsible, tanto hidrocarburo únicamente necesitaba una energía capaz de activarlo. Nada pudieron hacer las autoridades para influir en tanta gente no realizar la actividad, eran totalmente ignorados y posteriormente por órdenes oficiales se retiraron del lugar para no provocar ningún enfrentamiento.

Sobre el acontecimiento se pueden buscar muchos responsables, los primeros pueden ser la criminalidad organizada, quienes son los responsables del robo del hidrocarburo. Es importante mencionar que el Estado de Hidalgo es el que mayor combustible robado ha reportado en nuestro país; Según datos de PEMEX, de enero a octubre de 2018 se contabilizaron 1,726 tomas ilegales. También se pude culpar al gobierno por la estrategia implementada para controlar el problema del robo de hidrocarburo y la desesperación que ésta puede llegar a provocar o que las autoridades no hicieron nada para detener a las personas. Podemos culpar y hacer todas las conclusiones posibles, sin embargo (en mi opinión) no hubo más responsables que las víctimas del suceso, todos aquellos que invitaron a sus familias y amigos a tomar el combustible, pues no es un secreto que sea una fuga o no, tomar el hidrocarburo es un delito.

Ya con anterioridad habían existido casos similares, en los cuales se apreciaba a personas asistiendo en multitud a tomas clandestinas, en esas ocasiones también las autoridades exhortaban a los ciudadanos a retirarse de las fugas, afortunadamente ahí no hubo sucesos que terminaran en siniestro. Parafraseando al maestro Galeano, siempre debe ocurrir una tragedia para que la sociedad mexicana voltee a los lugares más olvidados o por lo menos tome importancia a situaciones en nuestro país, y así también, ó al menos eso espero, se tome un poco mas de conciencia al momento de realizar las acciones que como en este caso costaron tantas vidas.

No hay justificación para que alguna persona decida tomar algo que no es suyo por el simple hecho que está fugándose, porque un tren se descarrilo ó que un tráiler tuvo un accidente y todo se encuentra tirado. Es lamentable que un país que pide a gritos pare la corrupción, participe en saqueos, robo a transporte de carga o robo de hidrocarburo, pues si se pretende un cambio total, todos debemos participar.

Pero no quiero que se mal interprete mi postura, considero que a todos nos debe doler por lo menos un poco la muerte de todas esas personas, pues la pérdida de una vida, sin importar como sea, se debe lamentar, a eso se le conoce como empatía. Como lo comenté anteriormente, estoy seguro que muchas personas desconocían el municipio de la tragedia, es más, ni siquiera saben en dónde se encuentra ubicado. Desgraciadamente, hay muchos municipios olvidados en nuestro país, que han encontrado en la criminalidad organizada un trabajo con el que pueden sacar a sus familias adelante, y son ellos lo que día a día arriesgan su vida robando el hidrocarburo. Nosotros a la distancia no sabemos cuántas personas se encontraban en ese momento curioseando, pero todo se ha cerrado a una afirmación: “se quemaron porque estaban allí robando”. Y en un país que tiene libertad de expresión todas las opiniones son escuchadas, todas las opiniones son entendibles.

Lo que a mi punto de vista no es entendible es la poca empatía de muchas personas hacia las personas que perdieron la vida, horrorosamente me he topado en mis redes sociales con muchas imágenes que se burlan de la tragedia. Con lo anterior me atrevo afirmar ahora más que nunca que la sociedad mexicana ha perdido la capacidad de asombro y la sensibilidad. Son tantas las secuelas que nos ha dejado el combate a la criminalidad organizada de manera general que ya nada nos asusta. Es alarmante como algo tan trágico, que se puede ver por medio de imágenes y videos cause burlas y no tristeza. Es tan marcada línea entre lo bueno y lo malo, es importante para mí como criminólogo voltear a ver la poca sensibilidad de las personas, pero sobre todo de

colegas criminólogos, pues si no conocemos la empatía, créanme que nos equivocamos de vocación. Tratemos de recuperar nuestra empatía, pero no sólo cuando nos toque vivir una tragedia de manera cercana, también los invito a sentir el dolor ajeno.


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