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En México no pasa nada; menos en Veracruz.


Han pasado tres meses desde que mi compañero Roberto Alonso llegó al salón de clases con el rostro desencajado y con un tono de voz que manifestaba tristeza a decirme:

− Paco, secuestraron a dos señoritas y hoy salió una nota en la cual mencionan que apenas ayer se llevaron a otra…no podemos quedarnos sin hacer nada.

Él me planteó la idea realizar un decálogo preventivo victimal para evitar el secuestro; yo accedí a dar todo mi apoyo e ideas con la finalidad de formar el decálogo preventivo. También en ese momento decidimos fundar la Cofradía Criminológica. Debo confesar que yo no sabía nada sobre dichos sucesos, tampoco había observado en prensa comentarios al respecto, muy pocos periódicos electrónicos mostraban la noticia completa y en redes sociales toda la información era confusa; en realidad creo que muy pocos estaban enterados sobre la situación que imperaba en ese momento, los criminólogos-criminalístas no estuvimos exentos de ello. Aunque presumimos y alardeamos de nuestras capacidades en redes sociales o en una plática entre amigos, jamás observé comentarios al respecto de esa noticia que paralizó al municipio de Veracruz y que nos expuso la fragilidad y la vulnerabilidad en que todos nos encontramos.

Veracruz: en estos últimos días se ha encontrado en el ojo del huracán debido a la muerte de cinco personas en el Distrito Federal, entre ellos Rubén Espinoza (fotoperiodista) y Nadia Vera Pérez (antropóloga y activista) quienes han desempeñado actividades en Veracruz, empero, debido a amenazas recibidas huyeron del Estado. De las otras víctimas no se ha comentado casi nada − por no decir que nada −. Lo anterior posiblemente sea porque para las autoridades no tienen importancia ya que no fueron actores públicos. Así mismo, lo medios de comunicación se han encargado de mostrar un sinfín de reportajes de Rubén y Nadia − no estoy en contra de ello, al contrario, mi postura es de repudio por el homicidio, es bueno que se dé a conocer el suceso −, pero han dejado en el olvido a Yesenia Quiroz Alfaro (maquillista), Simone (de nacionalidad colombiana y ocupación aún sin mencionarse) y Alejandra (empleada doméstica), porque ellas no les son útiles para conseguir el rating deseado, a diferencia de Rubén y Nadia que por su condición de, los llamados, líderes de opinión han causado revuelo en la sociedad, cayendo así en un exilio mediático, aunque no descarto que a futuro utilicen a las personas que actualmente son desconocidas.

Pero bueno, regresando al punto que compete, cabe destacar que en Veracruz han muerto 13 periodistas (las cifras negras indican más: 15) durante la gestión de Javier Duarte, no me atrevo a señalar nada, pero toda la sociedad veracruzana apunta al gobernador del Estado como responsable por estos hechos, aun cuando él comente que existe un linchamiento mediático en su contra, será que por eso que les dice a los reporteros que “se porten bien”. Aunado a esto la ola de secuestros, robo en todas sus modalidades, fosas clandestinas, delincuencia organizada entre otras cosas han convertido a Veracruz en un lugar peligroso, lamentablemente para nuestro gobernante y sus secretarios….”en nuestro estado no pasa nada”; lo anterior es curioso porque los ciudadanos sabemos que es mentira lo que dicen ellos, sabemos que en Veracruz si pasan cosas y posiblemente hemos sido testigos o víctimas de este tipo de sucesos, sin embargo no exigimos nada, nuestros gobernantes se burlan de nosotros resolviendo todo de una sola forma: la persona que murió tenía nexos con el crimen organizado.

En 2001, Stanley Cohen publicó un libro que se llama estados de negación, en el cual manifiesta la indiferencia moral que muestra una sociedad ante las masacres, pues al estar frente al televisor y actualmente a las redes sociales, no le preocupa al receptor cuanta gente está muriendo pues a él no le sucede nada; dejando a un lado las masacres sin salir de la indiferencia moral, cada día que se publica una nota roja sobre temas que deben importar al criminólogo, se observa una inadecuada crítica hacia ellas, pareciera que importara más tomarse fotos presumiendo títulos que tratar de participar activamente en el cuestionamiento de dichas notas; lo peor es que el estudiante de criminología se ha vuelto participe en la proliferación de la violencia. En varios perfiles se puede observar la cantidad de videos compartidos con contenidos violentos y denigrantes, mi pregunta para ellos es: ¿están seguros que quieres luchar en contra del delito y la violencia?

Los ciudadanos, pero sobre todos los criminólogos, no debemos ser cómplices de lo que pasa en nuestro estado, debemos hacer algo, debemos razonar, cuestionar y exigir la verdad, debemos caminar hacia el esclarecimiento de los hechos. Las redes sociales son una fuente importante para poder compartir la información, por ese medio podemos mostrar las contradicciones o errores que se presentan, así mismo podemos compartir nuestro conocimiento, hacer que la Criminología salga a la calle a ensuciarse; por medio de las redes sociales se pueden realizar o explicar puntos para prevenir el delito o la victimización, actualmente es un punto a favor que tenemos para llegar a la ciudadanía.

Fuera de las redes sociales se pueden realizar acciones que beneficien a la ciudadanía y tengan un mayor impacto en ella. Desde un punto preventivo, el estudiante de Criminología puede aportar ideas en su colonia, trabajo o cualquier lugar para la prevención victimal y la prevención del delito. La prevención situacional, que es aquella que tiene como fin la reducción de oportunidades (en un entorno físico) que vuelven vulnerables a una sociedad, es una base mínima y fundamental que puede usar el criminólogo para reducir los delitos, lo anterior debe ser con el mismo objetivo, que el efecto que se produzca beneficie a la ciudadanía.

No quiero decir que el criminólogo tendrá siempre la razón, sin embargo debemos ser partícipes, debemos hacer que se note nuestro trabajo, que debido a diversas circunstancias se ha ido devaluando; también es importante que lo hagamos porque en nuestras manos está la vida de otras personas.

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