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SOCIEDAD ACRÍTICA. TELEVISIÓN Y UN CRIMINÓLOGO


¿Cuántas veces has creído lo que otros creen?, ¿Cuántas veces has creído lo que oyes?, ¿Cuánta veces has creído lo que ves?…

Este país, México, donde cuerpos son colocados sobre ramas y troncos, (rociados con una sustancia inflamable acelerante; diésel, gasolina o petróleo) aparentemente todos calcinados, donde las niñas aparecen diez días después de haberse “extraviado” y con indicios de embalsamamiento en la misma cama donde dormían, donde ciudadanas (os) en el momento de su detención no les hacen saber los motivos de la misma debido a su relación con presuntos hechos delincuenciales (trasladándolos de Quintana Roo a Puebla por ejemplo) y muchos etc. Más (Cualquier parecido con la realidad es “mera” coincidencia).

Por supuesto que es fácil creer en lo que se ve y oye, sobre todo si se desconoce que quemar un cuerpo para luego convertirlo en ceniza se necesitan temperaturas superiores a 1000°, además de unas 5 horas para conseguirlo y sobre todo si se quiere reducir 43 personas a cenizas, así como que es inverosímil que las condiciones del material de una prenda sea capaz de embalsamar a una persona, donde no haya alguna filtración de aire, de líquidos de putrefacción, o si se ignora que la actividad jurisdiccional se ejerce en un tiempo y espacio es decir, que la jurisdicción está delimitada y no puede tantear en un estado u otro, de ahí que se mencione: un Estado libre y soberano. Sin embargo en mucho la mediática que se maneja actualmente (y la falta de información en situaciones criminales-delictivas, como en otras áreas) filtro por el cual recibimos el mensaje de nuestro emisor, sirve de construcción de ideas que modifican o crean un efecto en la sociedad mexicana, provechoso o destructivo.

A través de la información proporcionada por la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes [CONACULTA], 2010) se informa que el 90% de los entrevistados ve televisión, de éstos, el 40 % lo hace por más de dos horas al día, el 35 % entre una y dos horas, el 19 % una hora, el 5 % menos de una hora y el 15 % de la población prefiere ver el televisor en su tiempo libre que convivir con familiares(1).

El Economista con información de la agencia IBOPE AGB, afirma que el promedio de tiempo diario por persona frente a un televisor es de alrededor de cuatro horas con 45 minutos y, de nueve horas y 25 minutos por hogar (2).

Evidencia que muestra que efectivamente la mediática, como la TV, puede ser utilizada empleando mecanismos, técnicas y estrategias de manipulación, condicionamiento e inducción, pues se expone el favoritismo con el que cuenta. Por lo que funciona bien, para mostrar e informar la resolución de investigaciones sin protocolos y sin métodos científicos, o en su caso, con el aparente uso de ellos pero de una manera deshonesta. En mucho ayudaría explicar, entender e interpretar la conducta criminal-delictiva que se observa ante el televisor, pero para eso se consideraría un estudio clínico minucioso, y sin embargo no apagaría todas las demás interrogantes para quienes saben que las hay y en el caso de los que desconocen aún más, pues consideran el mensaje recibido como fidedigno y veraz, donde no hay nada más que cuestionar.

La idea es apartar ese continuo uso de mecanismos, eclosionando incertidumbre ante la información que se nos muestra: preguntar, pensar, dudar, investigar, iniciar una opinión crítica, independiente, con criterio y conciencia.

Considerar y promover la reflexión y el análisis, es tan necesario, que debe permear a los diferentes individuos; niños, niñas, mujeres, hombres y ancianos, complementándolo en los niveles educativos: kínder, primaria, secundaria, preparatoria, universidad y a todas las ocupaciones: zapatero, carpintero, médico, comerciante, empresario, maquillista, diseñador gráfico, arquitecto, estilista, abogado… y considero que, no sólo un Criminólogo piensa eso.

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